sábado, junio 30, 2007

OTRO DERRUMBE Y VAN...


Diario CLARIN


OBRAS CON PROBLEMAS : OCURRIO ANOCHE EN VILLA URQUIZA, UNO DE LOS BARRIOS DONDE HAY MAS CONSTRUCCIONES EN MARCHA

Otro derrumbe en un edificio en construcción: hubo siete heridos


Silvia Gómez
sgomez@clarin.com


Una mala maniobra de un camión de un cemento provocó ayer un derrumbe que dejó siete personas heridas en una obra en construcción en Villa Urquiza. El accidente ocurrió cerca de las 19.30 en Olazábal al 5100, entre Bucarelli y Bauness.Los heridos son todos obreros que trabajan en la construcción. Tres fueron trasladados al Hospital Pirovano, dos al Tornú y dos al Alvarez. Seis de los siete, con heridas cortantes y politraumatismos, iban a ser dados de alta anoche mismo, según informó a Clarín el director del SAME, Alberto Crescenti. El herido restante, con traumatismo de tórax, iba a ser dejado en observación por precaución.Entre marzo y abril hubo cinco derrumbes provocados por obras en construcción en la Ciudad. Luego de esos episodios, la Comuna afirmó que había lanzado un operativo especial de control, que alcanzó 687 obras y sancionó a los profesionales responsables de 71 de ellas, por distintas fallas de seguridad.Con respecto a la obra de ayer, en el Ministerio de Gobierno porteño, del cual depende Control Comunal, afirmaron que la obra tenía el permiso correspondiente y que el accidente se debió a "un error atribuible al profesional responsable".

Clarín estuvo allí y reconstruyó lo ocurrido con testigos directos del episodio. Según contaron, en el momento del desmoronamiento, en la obra había unos 15 operarios. Con la participación del camión de cemento, se estaba rellenando una losa, que cumplía la función de separar el primer piso del segundo.Entonces el camión hizo una mala maniobra y el tubo que transporta el cemento golpeó una viga que sostenía el esqueleto de la construcción, que estaba siendo levantada en un terreno de unos 10 metros de frente. La losa, entonces, cayó. Sabrina Altamirano y Vanesa González, dos estudiantes de periodismo que estaban justo en ese momento frente a la obra, contaron a este diario que "la parte delantera de la obra se vino abajo. En ese lugar había dos obreros. Uno logró saltar hacia un costado, a una parte de la construcción que seguía en pie. Y otro quedó colgado de una especie de balcón y fue rescatado por los bomberos, que llegaron a los 15 minutos".Las jóvenes agregaron que la obra, que está en marcha desde los últimos meses del año pasado, se encontraba a oscuras al momento del accidente.La Policía Federal, que tuvo que cortar el tránsito durante un par de horas en la calle Olazábal, informó que la situación había sido controlada, que no había riesgos de nuevos derrumbes y por eso no hizo falta evacuar a los habitantes de las propiedades linderas.Hasta el lugar llegaron 14 ambulancias del SAME, más dos unidades de apoyo, según se informó.

En un edificio pegado la obra, en Olazábal 5154, una mujer que se presentó como la administradora del consorcio estaba indignada. Ella contó que el edificio en construcción tiene dos subsuelos y que, cuando terminaron de hacer las losas de allí, los trabajos se extendieron hasta las 2 de la madrugada.La mujer agregó que el consorcio ya había denunciado en la comisaría de la zona que se trabaja en horarios no permitidos y cuando la falta de luz natural ponía en riesgo la seguridad de los vecinos.Otra vecina, Estela, de Olazábal 5142, dijo que ella llamó al estudio de arquitectura que figura en el cartel del frente de la obra como responsable de la misma. Lo hizo para quejarse del horario en que trabajaban.Villa Urquiza fue el año pasado el tercer barrio con más autorizaciones para construir edificios otorgadas por la Comuna, detrás de Palermo y Caballito. Se dio permiso para edificar 210.831 metros cuadrados.

Cifras

1.512 la cantidad de obras que hay en construcción en la Ciudad, según un relevamiento de la Dirección General de Fiscalización y Control porteña.15.754 las inspecciones que realizó el Gobierno porteño durante todo el año pasado. Para este año se proyecta llegar a las 56.000 en total, según datos oficiales.855 la cantidad de obras sin permiso que se habían detectado en la Ciudad por las inspecciones realizadas hasta el mes pasado. Se sancionó a 123 profesionales.

Caminar por la cornisa

Germán Cervetto
gcervetto@clarin.com

Una vez más, un derrumbe dio el alerta en la Ciudad. No se trata de un caso aislado, sino que forma parte de una serie de hechos: sólo entre marzo y abril hubo cinco similares en obras en construcción.Por supuesto, tras la seguidilla de casos llegó la reacción oficial de salir a controlar como forma de mostrar eficiencia.El derrumbe de ayer, por fortuna no dejó muertos. Pero se trata de una posibilidad siempre latente en una Ciudad donde la construcción atraviesa por un buen momento ¿aunque lo más fuerte del boom parece haber pasado¿.Pese a que la obra estaba habilitada, algunos vecinos dijeron que se trabajaba fuera de los horarios permitidos. Los accidentes siempre pueden ocurrir, pero es necesario contar con profesionales responsables y controles oficiales serios y sistemáticos.


INVITACION

Estimados vecinos:
Hemos sido invitados a debatir el proyecto de Plan Urbano Ambiental que necesitamos.Es muy importante nuestra participacion.Los esperamos.
SOS CABALLITO


INVITACION

Plan Urbano Ambiental
Debate Ideas y Estrategias
Para una Propuesta Común

Martes 3 de julio

18:30 hs. Salón Montevideo – Legislatura de la C.A.B.A. – Perú 130
Convocamos a las organizaciones preocupadas por las distintas problemáticas urbanas a debatir entre todos una posición común sobre el Proyecto de Plan Urbano Ambiental en el marco del actual escenario.

Gracias por su concurrencia.
Dip . Beatriz Baltroc
Comisión de Planeamiento Urbano

Consultas al: 4338-3090

OTRO PARCHE

Diario LA NACION
Para viviendas multifamiliares
Más requisitos para edificar en la ciudad
Una ley exige certificados de factibilidad
Las compañías constructoras deberán presentar ante el gobierno porteño un certificado de factibilidad de provisión de agua, gas y electricidad, extendido por las empresas de servicios, cuando soliciten permisos de obra para erigir edificios en cualquier punto de la ciudad. La exigencia comenzará a regir cuando el Poder Ejecutivo promulgue la ley sancionada anteayer por la Legislatura porteña, que establece que, para conceder un permiso de construcción de vivienda multifamiliar, las autoridades deben tener acreditada la disponibilidad de recursos de las redes de servicios públicos. La norma amplía, así, el requisito ya existente en cinco barrios porteños -Palermo, Caballito, Coghlan, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón- de respaldar los pedidos de obra para edificios con un certificado de factibilidad de la empresa estatal AySA. Como se recordará, en esos barrios AySA había realizado relevamientos de sus tendidos cloacales y de agua, que revelaron serias deficiencias.
El diagnóstico y la nueva normativa pusieron fin a la veda de construcción decretada por Jorge Telerman para esos vecindarios y para Núñez durante 90 días, entre mediados de noviembre de 2006 y mediados de febrero último. Durante esos tres meses, la ciudad suspendió la entrega de permisos de obra en respuesta al reclamo de grupos de vecinos, que temían que el boom inmobiliario registrado en los seis barrios hiciera colapsar el suministro de agua y la red cloacal. La Justicia también dio la razón a varios recursos de amparo interpuestos por vecinos y frenó más de un edificio en construcción. Mientras la veda estaba vigente, en diciembre de 2006, la Legislatura aprobó en primera lectura la ley que luego pasó por audiencia pública y anteanoche fue ratificada en segunda lectura.
Según el texto, las prestatarias de servicios certificarán que la infraestructura instalada resulta suficiente para satisfacer el incremento de la demanda que generará la obra para la que se pide permiso, sin deterioro de la calidad del suministro. Opinión de constructores "Esta ley es superadora del decreto que declaró el corralito inmobiliario. Es integral y determina la capacidad de carga del sistema de infraestructura de servicios públicos de todos los barrios, y no solamente de los que se encuentran más comprometidos con proyectos edilicios de mayor envergadura", sostuvo el diputado Alvaro González, autor de la iniciativa. Consultados, los desarrolladores urbanos fueron cautelosos. "En esencia, la ley es buena. Me parece razonable planificar en función de la infraestructura que hay. El problema puede ser la instrumentación: los plazos, la burocracia. Lo ideal sería contar con una base de datos informatizada del lote en el que se quiere construir, hoy inexistente, para poder consultarla antes de comprar la tierra. Hoy se elige a ciegas y después surgen los inconvenientes. Primero se debería haber hecho un plano que mostrara las deficiencias", dijo Mario Olmedo, vocero de los constructores de Caballito. Eduardo Gutiérrez, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), explicó que debería ver mejor la ley y analizarla personalmente antes de opinar.

REPORTAJE

Diario PAGINA 12

ROBERTO GOYCOOLEA PRADO, URBANISTA
“Las torres son el prototipo de una ciudad neoliberal”
El especialista español en revitalización de cascos históricos calificó como un “disparate” la construcción de torres frente a la Reserva Ecológica y sostiene que son “los vecinos los que deben decidir en qué ciudad quieren vivir y no los políticos”. Sugiere que Buenos Aires, además de edificios, debe “preservar su modo de vida, que es la del café”.
Por Eduardo Videla

“Los edificios en torre son el prototipo de una ciudad neoliberal, donde el Estado ha dejado en los particulares el control del espacio público”, dice Roberto Goycoolea Prado, director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Alcalá de Henares, España. Especialista en preservación de cascos históricos, estuvo en Buenos Aires para participar en las Terceras Jornadas Internacionales sobre experiencias de Revitalización de Cascos Históricos, que organizó el Ministerio de Cultura porteño. Goycoolea cuestiona la experiencia porteña de las torres de Puerto Madero, a las que califica como un “disparate”, porque “han roto el paisaje histórico de la ciudad”. En una entrevista con Página/12, el especialista sostiene que el automóvil “es un enemigo de la ciudad, porque anula los espacios de sociabilización: donde hay autos no se puede reunir gente”. Y explica las nueva tendencias, que apuntan a recuperar, además de los edificios, “las estructuras sociales”.
–¿Qué dificultades han tenido en el proceso de recuperación de cascos históricos en España?–La restauración del patrimonio en España ha pasado por distintas fases: la recuperación de monumentos, de edificios puntuales, hasta terminar en la restauración de que intenta recuperar cascos históricos, y últimamente está la idea más amplia de recuperar estructuras sociales, relaciones, paisajes urbanos en el sentido amplio del termino.–¿Cómo se recupera una estructura social?
–Por ejemplo, evitando que los cascos históricos queden sin viviendas, que cambien de uso. Un fenómeno que ocurre mucho es que empresas compren edificios históricos para usarlos como oficinas, o el área se transforme sólo en una zona turística, sin relación con la vida de la ciudad. Hay un fenómeno muy difícil de contener si no es con una subvención pública: cuando se mejora un barrio aumenta la plusvalía y se expulsa al habitante pobre. Entonces, para mantener los tejidos sociales, hay un subsidio del ayuntamiento para que esas personas no se vayan de los centros históricos.
–¿Qué límites debe tener el reciclado para hacer una construcción nueva a partir de una edificación vieja?–En Madrid, el casco histórico es una construcción de mediados del siglo XIX, construida con una serie de elementos que hoy son insostenibles: carpintería de mala calidad, sin baños, sin cocinas equipadas, donde hay que hacer las instalaciones eléctricas nuevas. Y también han cambiado las estructuras familiares, con menos hijos. Lo importante es que esta rehabilitación no se convierta en una caricatura, lo que se llama el fachadismo: donde solo se conservan las fachadas pero nada de las estructuras interiores. Es cierto que a veces las estructuras son muy antiguas y hay que actuar sobre el patrimonio. Pero más importante que las rehabilitaciones puntuales es la recuperación de la ciudad histórica como modelo de la ciudad a vivir, contrapuesto a lo que es la ciudad moderna que se expande en la periferia: no es lo mismo vivir en un centro histórico que vivir en un barrio de bloques de vivienda.
–¿La idea de preservación está instalada en España o aún se debate hasta dónde se conserva y hasta dónde se demuele para hacer obras nuevas?–El tema está bastante consolidado en los centros históricos. El problema es en las periferias y tampoco estamos libres de algunas actuaciones inmobiliarias. Ocurre que el mejoramiento de los centros históricos ha supuesto una subida de los precios de las viviendas, por lo tanto, una disminución del número de habitantes, puesto que las familias se tienen que ir y sólo quedan personas solas. Se produce un envejecimiento de la población, que solo se está recuperando ahora con la inmigración.
–¿En qué medida afecta en Madrid la ocupación de viviendas abandonadas y su degradación por falta de mantenimiento?–Hoy en Madrid hay un fenómeno de okupas muy importante. Tampoco hay que olvidar que la vivienda es una forma de inversión patrimonial. Hay muchos dueños de edificios que los están dejando que se arruinen, están dejando que los ocupen para que se destruyan más rápidamente. Ha salido una figura legal por la que el Ayuntamiento, si un edificio está a punto de convertirse en ruinas, puede obligar al propietario a actuar sobre la edificación y, si no lo hace, expropiar. Esto se hace para evitar la especulación, que se compren pisos y esperar que se deterioren, que lo declaren en ruinas para hacer un edificio nuevo, porque es más rentable hacer una obra nueva que restaurar. Por eso el apoyo del Estado siempre es necesario, bien mediante desgravaciones fiscales o ayuda directa. Porque lo que hay que plantearse es que la conservación del patrimonio no es para el individuo sino para la ciudad. El Ayuntamiento debe intervenir porque los cascos históricos generan riqueza.
–¿Se refiere a los ingresos por turismo?–No solamente. Buenos Aires atrae mucha gente del Gran Buenos Aires que viene al teatro, a restaurantes y a librerías.
–¿Cómo ve el trabajo que se está haciendo en Buenos Aires en materia de preservación?–Hay una situación en las ciudades latinoamericanas de períodos de mucha riqueza y períodos de gran pobreza. En los países emergentes, las prioridades no pueden ser como en Europa, actuar sobre una ciudad consolidada, sino que a la vez hay que ir creando la ciudad. Son ciudades en crecimiento, frente a las ciudades estancadas de Europa. Aquí el trabajo de preservación del patrimonio ha empezado relativamente tarde: la Dirección de Patrimonio es de 1999 o 2000. Son situaciones muy nuevas que están utilizando la experiencia europea que ya lleva décadas, adaptándola a la situación local. Es complicado porque aquí queda poco por conservar, los cascos históricos han sido muy destruidos. Pero el manejo que se está haciendo en San Telmo es muy interesante. Creo que la ciudad de Buenos Aires debería insistir, además, en la conservación de un modo de vida, que es la del café, que no sólo es propio del centro histórico sino de toda la ciudad, controlando la instalación de los grandes centros comerciales, manteniendo la vivienda dentro de los barrios, y un sistema de transporte que facilite la accesibilidad.
–En Buenos Aires, muchos vecinos se resisten a la construcción de torres porque afectan la fisonomía de los barrios de casas bajas, ¿cómo debería abordarse este fenómeno?–El fenómeno de las plusvalías inmobiliarias es lo que más ataca no solo a los centros históricos sino a la ciudad en general. Hay que plantear qué tipo de ciudad se quiere, y las torres representan un tipo de ciudad que no se ha mostrado más eficiente que ciudades con alturas de 8 a 10 plantas. No ha traído beneficios de ningún tipo: no son más baratas de construir, al contrario. Es mucho mejor una ciudad en alta densidad con baja altura que una ciudad con torres. Porque las torres generan presiones sobre el entorno: se destruye un paisaje, una intimidad, una manera de vivir, se generan conos de sombras... Las torres son el prototipo de una ciudad neoliberal, donde el Estado ha dejado en los particulares el control del espacio público, lo cual es un disparate. Hay que tener en cuenta que la ciudad es pública y es de todos, no puede quedar en manos de un especulador sumado a unos funcionarios corruptos. El ciudadano tendría que poder decidir sobre lo que pasa en su barrio, porque lo que ocurra 30 metros más allá de su casa también es su barrio, no es el barrio del político. Esa es una idea que se impuso en los últimos años, la de considerar a la ciudad solo como un bien económico y no como un bien social, que es en definitiva lo que es.
–En Buenos Aires, Puerto Madero combina recuperación de edificios con valor histórico con negocio inmobiliario. ¿Qué opinión tiene de este fenómeno?–Puerto Madero es una iniciativa muy interesante, con una primera fase de recuperación muy importante, pero que no ha terminado de cuajar por dos cosas: no hay una vinculación clara con el centro histórico, no hay una pasarela peatonal: a Puerto Madero hay que ir, no se llega. No es como el Congreso, adonde uno llega paseando. Y segundo, lo que me parece un disparate, es la aparición de las torres frente a la Reserva Ecológica, que rompen el paisaje tradicional de la ciudad, el horizonte y el río. Han roto la imagen histórica. En definitiva, es una privatización del paisaje, que es un bien público. Esa consideración de que solo importa la propiedad del terreno no puede ser. El caso de estas torres es el ejemplo típico de lo que no se debería hacer en una ciudad.
–¿En qué medidas afectan el tránsito y el transporte público la preservación del casco histórico?–El problema del tráfico no tiene solución desde un punto de vista neoliberal, de que cada uno puede tener su coche y entrar a la ciudad. Las ciudades se construyeron en una época en que no había coches, y no se pueden expandir. Un coche ocupa muchísimo espacio, un estacionamiento normal son 25 metros cuadrados. La política a implementar debe ser un mejoramiento del transporte público de superficie, del metro y del taxi, y una restricción cada vez mayor al acceso al casco histórico. Londres y Munich, líderes en este sentido, cobran un peaje por entrar y si quieres entrar con un coche en el centro tienes que demostrar que tienen un estacionamiento. El tránsito no sólo se deteriora el casco histórico: el coche es un enemigo de la ciudad, es un instrumento estupendo, pero anula los espacios de sociabilización: donde hay muchos autos no se puede reunir gente.