viernes, febrero 09, 2007

EN BOLIVIA OPINAN DEL TEMA

Boom de las contrucciones y la falta de EIA en Buenos Aires
Por Marcelo Capelluto y Elsa Margarita FornaseroECOPORTAL

El impacto ambiental de las nuevas construcciones en la Ciudad de Buenos Aires es desastroso; se derrumban casas típicas con jardines para levantar edificios gigantescos que perjudican a las construcciones bajas existentes, tapando el sol, invadiendo la privacidad, y desde ya generando problemas en la infraestructura de servicios
Vecinos de distintos barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reclaman un freno a la construcción de edificios- torres y piden una minuciosa evaluación de impacto ambiental
Habitantes de la Ciudad de Buenos Aires reclaman a sus autoridades que no permitan más construcciones sin una minuciosa evaluación de impacto ambiental. La especulación constructora e inmobiliaria está cercando los barrios de casas bajas con una muralla de torres y edificios, atentando contra la fisonomía de éstos, y su patrimonio histórico y cultural.
El impacto ambiental de las nuevas construcciones es desastroso en el norte de la Ciudad; se derrumban casas típicas con jardines para levantar edificios gigantescos que perjudican a las construcciones bajas existentes, tapando el sol, invadiendo la privacidad, y desde ya generando problemas en la infraestructura de servicios, ya sea primero la escasez y luego colapso de servicios públicos esenciales como ser agua, cloacas, luz, gas, etc.; problemas de saneamiento ambiental, dada especialmente con la generación de mayores cantidades de residuos, el deterioro del suelo, mayor circulación de vehículos que ocasiona mayor polución ambiental y contaminación visual y sonora, menos lugares públicos para estacionar los autos lo que podría suponer en el tiempo la instauración de un servicio medido, superpoblación hospitalaria, desborde de alumnos en las escuelas públicas y privadas, problemas de seguridad, de transporte, etc., todo ello afectando la calidad de vida de los residentes porteños.
También se alerta que "cuando las nuevas construcciones estén habitadas se agudizarán las inundaciones que hace décadas padecen distintas barrios capitalinos, “siempre que llueve fuerte, habrá riesgos de colapso de las cloacas, como ya ocurrió en la calle Olazábal de Villa Urquiza".
A su vez las constructoras venden las terrazas de los nuevos edificios- torres para la instalación de antenas para celulares, con la excusa de reducir gastos de expensas, no estando probada científicamente la inocuidad de las ondas electromagnéticas.
No se está en contra del progreso y de la construcción de viviendas, actividad generadora de puestos de trabajo y pilar de la recuperación económica, pero sí se impone una planificación urbana, es decir un ordenamiento territorial que respete las características de cada barrio, sin llegar a vedar las modificaciones que normalmente pretende realizar cada propietario dentro de su vivienda, cumpliendo siempre con la normativa existente.
"Los límites de la tecnología y la sociedad son marcados para nosotros por la naturaleza finita de los recursos y la limitada capacidad de la biosfera para absorber las influencias humanas". Un crecimiento sin tener en cuenta al Ambiente, hace más corta la vida del hombre, y el daño al Ambiente genera perjuicios a su salud, como ser la propagación de enfermedades. El crecimiento es bueno, e incluso es considerado como un requisito para una política Ambiental de éxito.
Recientemente el Juez Juan Cataldo hizo lugar a una acción de amparo presentada por vecinos que se oponen a la construcción de un edificio de 9 pisos en la calle El Salvador al 6000 del barrio de Palermo, ordenándole al Gobierno de la Ciudad que no otorgue permisos a las obras que no se adecuen a la fisonomía tradicional del barrio. La Jueza Alejandra Petrella le impidió a la Ciudad otorgar nuevos permisos en 16 manzanas del barrio de Caballito, entre las calles Paysandú, Arengreen, Martín de Gainza, y Gaona.
El Estado debe regular los intereses del vecino y el de los inversores, para que no se superpongan entre sí, afectando seriamente a una de las partes, y esto es a través del Plan Urbano Ambiental, que la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires establece como marco en el artículo 27, donde dice: “La Ciudad desarrolla en forma indelegable una política de planeamiento y gestión del ambiente urbano integrada a las políticas de desarrollo económico, social y cultural”. Este mismo artículo promueve la preservación y restauración del patrimonio natural, urbanístico, arquitectónico, y de la calidad visual y sonora, la regulación de los usos del suelo, la localización de las construcciones, las condiciones de habitabilidad y seguridad de todo espacio urbano, sea este público o privado, entre otros tópicos. Estas políticas constituyen los ejes del Derecho de Desarrollo Sustentable, es decir el económico, el sociocultural y el ecológico o Ambiental.
Se sostiene que el Desarrollo Sustentable es "...un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser humano, que lo coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio del crecimiento económico con equidad social y la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo y que se sustenta en el equilibrio ecológico. Este proceso implica el fortalecimiento y la plena participación ciudadana en convivencia pacífica y en armonía con el Ambiente, sin comprometerlo y garantizando la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras...". De este modo se observa que el alcance del Desarrollo Sustentable excede los aspectos puramente ambientales. Cada vez más, los aspectos políticos, sociales y culturales son considerados como vitales para alcanzar la sustentabilidad."
Son buenos los foros de discusión vecinal, y el trabajo de ONGs y asociaciones civiles, que aglutinan los pedidos de los vecinos. Las autoridades deben impulsar y endurecer la fiscalización y control de las obras empezadas, y sancionar pecuniariamente a aquellas constructoras que se aparten de las leyes, mientan o adulteren los estudios ambientales presentados. Es necesario un serio debate para analizar como debe ser nuestra Ciudad de Buenos Aires, con audiencias públicas vinculantes, donde puedan participar los inversionistas, las cámaras constructoras e inmobiliarias, las autoridades y desde ya fundamentalmente quienes vivimos en esta ciudad, es decir sus vecinos, y luego esto quede reflejado en el proyecto de “Plan Urbano Ambiental”-donde se contempla el código de planeamiento y el de edificación- que el Ejecutivo porteño debe enviar a la Legislatura para su tratamiento.

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